martes, 9 de enero de 2024

¡DÓNDE ESTÁ LA FELICIDAD?

 La literatura cumple varias funciones, entre ellas transmitir ideas, valores y conocimientos. Desde la antiguedad, las culturas han compartido historias que tienen un valor simbólico o pedagógico. Estos cuentos breves han sido especialmente seleccionados para adolescentes. En ellos, se puede encontrar una variedad de estilos y mensajes que buscan no sólo acercar la lectura, sino que entregar mensajes edificantes.

1. El zar y la camisa - León Tolstói

Un zar estaba enfermo y dijo: - Daré la mitad de mi reino a quien me cure. Entonces, se reunieron todos los sabios y empezaron a discutir cómo curar al zar. Nadie sabía qué hacer. Sólo un sabio afirmó que se podía curar al zar. - Si se encuentra a un hombre feliz -dijo-, se le quita la camisa y se le pone al zar, éste se curará. El zar mandó que buscaran a un hombre feliz por todo su reino, pero por mucho que sus emisarios cabalgaron por todos sus territorios, no pudieron encontrarlo. No había ni uno que estuviese satisfecho de todo. Uno era rico, pero estaba enfermo; otro gozaba de buena salud, pero era pobre; otro era rico y gozaba de buena salud, pero su mujer era malvada, o bien sus hijos; todos tenían algún motivo de queja. Un día, a última hora de la tarde, el hijo del zar pasaba junto a una pequeña isba y oyó a alguien que decía: - Gracias a Dios he trabajado bastante, he comido cuanto necesitaba y ahora me voy a la cama. ¿Qué más puedo pedir? El hijo del zar se alegró, ordeno que le quitasen la camisa a ese hombre, que le diesen una cantidad de dinero a modo de compensación, todo el que quisiera, y que llevaran la camisa al zar. Los emisarios fueron a ver al hombre feliz y quisieron quitarle la camisa; pero ese hombre feliz era tan pobre que ni siquiera tenía camisa.

Este cuento pertenece a Libros rusos de lectura que publicó León Tolstói (1828 - 1910) en 1872, el primer proyecto en su país para proveer de material pedagógico a las escuelas.

De esta manera, cumple una labor didáctica. Intenta enseñar a los jóvenes que la verdadera felicidad radica en la percepción que se tiene sobre las cosas y no en los bienes materiales o circunstancias que rodean a las personas.

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